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EL MUNDO ES DE SANTIAGO


A los 24 años Santiago Del Giudice sintió la “sed del mundo”, junto con una profunda necesidad de hacer algo por la comunidad. Rindió su último final y partió a Kenya. Con toda la pasión y la energía, Santiago cuenta su experiencia en esta nota.

Parece ayer que estaba aplicando a los diferentes proyectos dentro de la plataforma de AIESEC. Ya me habían aceptado en un proyecto de fotografía en el Líbano. Me cuesta entender que hoy estamos a 20 de febrero de 2015 y sigo acá, en Kenya.

Aterricé en el lugar en marzo de 2013. Unas pocas semanas después de haber recibido mi Licenciatura en “Comunicación Publicitaria e Institucional”, tal como aparece en los papeles.

Casi sin escala en Nairobi, me fui al medio del campo. Kangundo DEB Primary and Visually Impaired School, era el destino. Un colegio pupilo integrado (para videntes y no videntes) ubicado en las montañas de Machakos

¿Por qué ese colegio? Porque quería vivir lo más diferente entre lo diferente. Quería algo completamente nuevo. Quería viajar y ayudar. No me importaba ni en dónde iba a dormir, ni qué iba a comer, ni tampoco me pregunté cómo serían las cosas allí. Estaba abierto a todo y el asombro ocupaba el primer puesto en mi cabeza.

Nunca antes me había desempeñado como “maestro”, ni siquiera di clases particulares, así que era un gran desafío. Yo quería ayudar, nada más. Y sabía que, hiciera lo que hiciera, si lo hacía con total entrega saldría bien. En todo caso, si salía mal, aprendería de todas formas así que terminaría siendo positivo.

Mis actividades en el colegio variaban de profesor de fútbol, ciencias sociales y braille, hasta era quien llevaba a los alumnos al hospital cuando no se sentían bien. Conocí a Catherina de 7 años, que había quedado ciega por la malaria que sufrió cuando tenía 3. Conocí a Erik de 11, quien padece de autismo y ceguera. Pasé mucho tiempo observándolos y tratando de meterme en su mundo lo más posible. Puedo asegurar que, después de haber pasado casi nueve meses, dejé de pensar que la gente no vidente es “dependiente” o como quieran llamarlo. Una de las principales obras que realicé en el colegio fue la recaudación de fondos para instalar sistemas de bombeo de agua a base de energía solar y así poder brindarle al colegio suministro de agua constante de una forma autosustentable. Además logré encontrar la gente suficiente como para ayudar a 30 alumnos necesitados del colegio.


Mi proyecto: Drums in the dark

Luego de aquella primera experiencia, decidí avanzar un paso más en el sector social. En febrero de 2014 quedé seleccionado para realizar un curso de posgrado en Amani Institute en Nairobi. Es un programa en donde recibís una educación integral sobre el sector social a través de diferentes cursos dictados por líderes del sector, gobierno, negocios y educación. A su vez te dan la posibilidad de hacer una pasantía en una organización relevante a tu interés. Yo la realicé en Ashoka East Africa, una organización que apoya emprendedores sociales con ideas innovadoras para solucionar problemas dentro de sus comunidades.

A raíz del curso, mi experiencia previa con personas no videntes y otros condimentos, nació Drums in the Dark. Un proyecto que busca, a través de la música, cambiar la percepción que la gran mayoría de la población mundial tiene hacia los ciegos, así como también cambiar la manera en que se relacionan con ellos.

No se a donde iré a parar o cuál será el final de la historia, lo que sí se es que hoy y ahora soy feliz.


QUE EL MUNDO SEA TUYO


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